En ocasiones, pensamos en cambiar aspectos tanto de nuestra vida personal como de nuestra vida laboral. Tenemos nuevos propósitos, objetivos, dificultades, retos……… como por ejemplo; aprender un nuevo idioma, aumentar el número de clientes, ventas, productividad, mejorar la comunicación, gestionar el tiempo familiar/laboral/social, etc. Los cuales, no sabiendo muy bien por qué, en ocasiones nos cuesta realizar-materializar.
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En el ámbito del coaching se conoce como zona de confort la zona metafórica en la que estamos cuando nos movemos en un entorno que dominamos, en ella las cosas nos resultan conocidas y cómodas, sean éstas agradables o no. Nuestros hábitos, rutinas, habilidades, conocimientos, comportamientos también son zona de confort.
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Alrededor de nuestra zona de confort está nuestra zona de aprendizaje, ésta es la zona a la que salimos para ampliar nuestra visión del mundo (idiomas, viajes, puntos de vista, formaciones, cambio de hábitos, nuevas culturas, nuevos clientes). Hay personas que les apasiona y es por ello que frecuentan su zona de aprendizaje. En cambio, hay otras personas que les asusta, y para evitarlo se mueven únicamente dentro de su zona de confort. Salir de ella lo consideran un peligro. Más allá de nuestra zona de aprendizaje está la zona de pánico (No Experiencia) o zona Mágica (de Grandes Retos), depende de cómo lo consideremos.
Hay personas que creen que si salen a la zona mágica no podrán volver atrás, que su zona de confort desaparece, eso es falso. Al salir, lo que sucede es que extienden su zona de confort y aprendizaje. Cambiar no significa perder lo que tenías, significa que añades/sumas. El cambio en realidad es desarrollo. Esto podría parecer miedo a lo desconocido pero en realidad es miedo a perder, a perder lo que tienes, o aún peor, a perder lo que eres.
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En este punto es donde dos fuerzas opuestas actúan. La tensión emocional y la tensión creativa. La tensión emocional tira de nosotros hacia nuestra zona de confort y la tensión creativa nos hará avanzar hacia el exterior. Para poder avanzar tendremos que conseguir que nuestra motivación salga victoriosa frente a nuestros miedos.
Nos toca, por tanto, trabajar la tensión emocional y especialmente los miedos que provocan salir de la zona de confort: Miedo al qué dirán, miedo a fallar, miedo al ridículo y a la vergüenza. Deberemos reconocerlos y enfrentarlos. Al gestionar correctamente nuestros miedos crecerá nuestra autoestima y ésta nos dará una nueva visión de la realidad llena de oportunidad. Así podremos elegir mejor nuestros propósitos, objetivos, dificultades, retos.
Bibliografía-Webgrafía
Juan Pablo Villa y José Ángel Caperán (2010). Manual de Coaching. Cómo mejorar el rendimiento de las personas. Barcelona. PROFIT.